EL SÉPTIMO DÍA…DIOS CREÓ
LAS VACACIONES
Cuando en el día primero Dios creó
el cielo y la tierra el hombre empezó a comprender que solo a Alguien que les
amara mucho podía realizar semejante
obra.
Todo iba viento en popa, y el día
tercero creó Dios el día y la noche para poder compaginar el trabajo con el
descanso: el hombre lo entendió y aplaudió el buen hacer de su Señor.
Pasó el día cuarto, el día
quinto…¡Por fin había llegado el momento…!Dios que tenía preparada su gran obra
se moría de ganas…Por lo que no aguantó más: sacó fuera a los hombres
regalándoles dos maravillosos prodigios: todo lo creado y su amor que
permanecería por siempre con ellos. El hombre prometió a cambio que cuidaría la
tierra, la compartiría con sus hermanos y haría de todo lo creado una continúa
alabanza a su Creador.
Y así fue…Y Dios orgulloso de su
obra dedicó el día séptimo a descansar…Y creó las vacaciones y el tiempo
libre…De esta manera, pensaba, el hombre dedicaría más tiempo a sus hermanos, a
su familia, haría cosas que en otros momentos serían incompatibles con sus
dedicaciones…; y sobre, todo en este tiempo el hombre podría amar, amara
descansando o descansar amando. Dios sabía muy bien que amando se desterraba
todo tipo de aburrimiento; y entonces el hombre, el hombre, ¡eh!, dónde os
habéis metido…, el hombre no sé percató de lo último que le regalaba su
Creador.